Basta con un simple soplido, para
que tu vida se derrumbe como un castillo de arena y a veces ni si quiera eres
tu quien a soplado. Basta con cometer un error para tu vida cambie al completo.
Que somos dueños de nuestra vida, pero no de nuestro destino. Que las cosas
cambian cada vez más. Que la vida es como una especie de tablero de ajedrez y
nosotros somos las piezas. Esas piezas que mueve el destino y que probablemente
nosotros nunca las podamos cambiar. Que no elegimos nada, ni de quien enamorarnos
o cuando ser felices. Que la vida es así, nos pone y a veces nos quita.
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