09 enero 2011

Nos perdemos lo bonito y le damos mayor importancia a las cosas insignificantes



Nunca se sabe. Un día es sí y otro no. La vida no es igual todos los días. Cambia y no nos damos cuenta. Con ella cambian también las personas a veces para mejor y otras para peor pero algo tengo claro, todo el mundo cambia. Desde pequeños creemos en cosas increíbles, quien me iba a decir a mi que ese señor que entraba en mi casa el 24 de diciembre para dejarme regalos eran mis padres. Es ridículo, pero cierto. Lo peor no es eso, sino que con el paso del tiempo creemos en otras cosas imposibles y encima peores, entre ellas el amor. Lo buscamos y cuando ya nos damos cuenta de que hemos buscado en todos y cada uno de los rincones lo dejamos, lo olvidamos y al final lo encontramos. Lo encontramos y es el momento en el que con el amor encuentras la completa felicidad pero todo se acaba. Nada es para siempre, no? Ni siquiera la vida. Que triste pero que cierto. Lo malo no es el no haber tenido nunca, lo malo es el haber tenido, que te lo hayan quitado y que no hayas vuelto a saber de ello. Si, lo sé, esto parece algo escrito por alguien desesperado pero no lo es. Ahora mismo, en este instante, a partir de ahora, ya, dejo el pasado atrás y el futuro donde está porque lo hecho, hecho está y lo que este por venir ya vendrá. Ni antes ni después, AHORA. Nos perdemos lo bonito mientras miramos y nos preocupamos de los mas insignificantes problemas. Absurdos, eso es lo que son.

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