23 diciembre 2010
Le sigo esperando..
Podría decir que no le echo de menos, que mis días son mejores y más bonitos sin él, que todo marcha bien. Podría fingir con una gran sonrisa en mi cara que él ya no me importa, que su adiós no causó nada en mí. Podría hablarles de lo que me divierto sin él en mi vida, de las maravillosas salidas con amigos y de como él ya no influye en mi rutina.
Podría contarles durante horas todo lo que hago sin acordarme de él, de las millones de risas sin pensar en su nombre. Podría decirles que mis mañanas son preciosas desde que no lo veo, que mi corazón ya no lo llama, que ya no lo necesita para seguir latiendo. Podría contarles que otro ya está en su lugar, que hace las cosas mejor que él, que me da más cariño del que él me supor dar. Podría decirles que ya lo olvidé, que lo dejé de amar desde el primer segundo que me dijo adiós y me dejó sola y desilusionada, pero no, no es así, vivo esperando que vuelva para poder volver a ser felíz, para poder volver a sentir su dulce aroma, para poder volver a disfrutarlo minuto a minuto. Podría decirles todo lo que significa para mí, todo lo que me hace sentir pero verdaderamente a veces la nostalgia duele, sé que muchas veces nos puede traer hermosos y perfectos recuerdos, pero hay veces que solo nos hace recordar los malos momentos, cada lágrima, toda la angustia y dolor que pudimos llegar a soportar, a veces la nostalgia no es tan buena como dicen, a veces solo trae dolor y nada más que decepción.
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